El ser humano cuando
nace está formado por un 80% de agua. Esta proporción va disminuyendo con la
edad, llegando a un mínimo del 60% cuando somos adultos. Cuando una mujer está
embarazada la ingesta de líquidos se convierte en algo fundamental. Las recomendaciones que
hacen los médicos acerca de la necesidad de la toma constante de líquidos
durante el embarazo van más allá de la función de hidratación del organismo.
Así, el agua se convierte en el compañero ideal de las futuras mamás,
aportándoles diversos beneficios.
Mantenerse hidratada
es fundamental y no hay mejor forma para ello que beber agua. Durante este
periodo, los expertos recomiendan beber entre 8 y 10 vasos diarios con el fin
de mantener bien hidratado tu cuerpo. Además, aunque pueda parecer
contradictorio, cuanta más agua bebas durante el embarazo, menos agua retendrá
tu cuerpo.
Uno de los grandes beneficios del agua es que ayuda
a evitar la deshidratación, ya que si ésta se produjese durante el embarazo
podría ser peligrosa, causando dolores de cabeza, náuseas e incluso
contracciones durante los últimos meses.
Las náuseas y los
vómitos, típicos en las embarazadas, provocan gran pérdida de sales minerales,
por lo que, las bebidas ricas en sales minerales, además de contribuir a la
rehidratación, tendrán un efecto beneficioso en estas patologías.
Por otra parte, el
consumo de agua te ayudará también a reducir el riesgo de infecciones, ya que
contribuye a la eliminación de toxinas. Además, al estar la sangre más diluida,
se facilitará el reparto de nutrientes por todo el organismo. Junto a esto, el
volumen de sangre se duplica y se vuelve más viscosa, lo que favorecerá también
la prevención de hipertensión y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Así que ya sabes, el
agua, unido a una dieta equilibrada, favorecerá el desarrollo de un embarazo
sano. Durante esos meses no olvides, hidratarte.
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