Si bien es cierto que el agua no tiene virtudes adelgazantes por sí sola, sí que desempeña un papel importante como complemento de una dieta.
Además de mantener la temperatura corporal alrededor de los 37 ºC, el agua ayuda a eliminar las toxinas y desechos de nuestro cuerpo. Es por ello que en la mayoría de dietas de adelgazamiento se recomienda beber mucha agua. Esto se debe a que el consumo de agua, principalmente aquélla rica en sulfatos, ayuda a aumentar la diuresis (secreción de orina), proceso que permite eliminar desechos más fácilmente.
Los expertos recomiendan completar las dietas de adelgazamiento con el consumo de al menos un litro de agua al día, tomando, por ejemplo, un vaso de agua cada dos horas. En el caso de las dietas hipocalóricas, que pueden conllevar un déficit de minerales, lo más adecuado es consumir un agua rica en minerales como el calcio, para compensar estas pérdidas.
Sin embargo, los nutricionistas aconsejan variar el agua que se consume durante una dieta, ya que cada tipo de agua puede tener efectos diferentes.
Un agua rica en magnesio tiene un efecto laxante, pero su consumo reiterado puede irritar el colon. Además, el contenido de esta sustancia en el agua permite luchar contra el cansancio, a la vez que el efecto calmante del magnesio puede ayudar a controlar las ganas de comer causadas por el estrés o la ansiedad.
Por otra parte, los bicarbonatos facilitan la digestión y los sulfatos, contribuyen a la eliminación de toxinas del organismo y a mejorar el tránsito intestinal. Para evitar la retención de líquidos, lo más indicado es consumir un agua rica en potasio, que favorece el drenaje de los tejidos y ayuda al organismo a eliminar del riñón los desechos como la urea y el ácido úrico, generados con una dieta rica en proteínas.
Desde LABOCHECK te ofrecemos la posibilidad de conocer la composición del agua que consumes a través de nuestros kits de análisis de agua Check House y Check Salud, para que conozcas con total seguridad su calidad, pudiendo así determinar sus efectos para tu organismo.
Además de mantener la temperatura corporal alrededor de los 37 ºC, el agua ayuda a eliminar las toxinas y desechos de nuestro cuerpo. Es por ello que en la mayoría de dietas de adelgazamiento se recomienda beber mucha agua. Esto se debe a que el consumo de agua, principalmente aquélla rica en sulfatos, ayuda a aumentar la diuresis (secreción de orina), proceso que permite eliminar desechos más fácilmente.
Los expertos recomiendan completar las dietas de adelgazamiento con el consumo de al menos un litro de agua al día, tomando, por ejemplo, un vaso de agua cada dos horas. En el caso de las dietas hipocalóricas, que pueden conllevar un déficit de minerales, lo más adecuado es consumir un agua rica en minerales como el calcio, para compensar estas pérdidas.
Sin embargo, los nutricionistas aconsejan variar el agua que se consume durante una dieta, ya que cada tipo de agua puede tener efectos diferentes.
Un agua rica en magnesio tiene un efecto laxante, pero su consumo reiterado puede irritar el colon. Además, el contenido de esta sustancia en el agua permite luchar contra el cansancio, a la vez que el efecto calmante del magnesio puede ayudar a controlar las ganas de comer causadas por el estrés o la ansiedad.
Por otra parte, los bicarbonatos facilitan la digestión y los sulfatos, contribuyen a la eliminación de toxinas del organismo y a mejorar el tránsito intestinal. Para evitar la retención de líquidos, lo más indicado es consumir un agua rica en potasio, que favorece el drenaje de los tejidos y ayuda al organismo a eliminar del riñón los desechos como la urea y el ácido úrico, generados con una dieta rica en proteínas.
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